La elección de la tela no debe basarse únicamente en la apariencia o en las tendencias de moda.
El sastre, con su experiencia, selecciona tejidos que respondan a las necesidades específicas del cliente. Si el traje será usado en climas cálidos o en ambientes húmedos, como sucede en Buenos Aires, el sastre recomendará telas como el lino o algodón, que son más ligeras y transpirables, con tonalidades claras por lo general.
Ya en entornos más formales o fríos, la lana es la opción preferida, no solo por su apariencia elegante, sino por su capacidad de mantener su estructura y ajuste a lo largo del día, optando por colores más oscuros y sobrios que brindan elegancia.
Además, el sastre tiene en cuenta la caída de la tela y cómo se comporta al moverse, asegurando que el traje mantenga su forma.
Este conocimiento permite al sastre personalizar cada detalle según el uso que se le dará a la prenda, asegurando que no solo luzca bien, sino que también funcione bien en distintos contextos.
El ajuste es el alma de un traje a medida. El sastre trabaja para garantizar que la prenda se acomode perfectamente al cuerpo del cliente, respetando sus proporciones y realzando sus mejores características.
La solapa puede ser ajustada según el ancho de los hombros; una solapa más ancha puede equilibrar hombros estrechos, mientras que una más angosta estiliza torsos robustos. El largo de la chaqueta es otro factor importante, debe caer justo por debajo de las caderas, lo que ayuda a alargar visualmente las piernas y proporciona una silueta armoniosa.
En cuanto a las mangas, deben terminar justo donde comienza la muñeca, dejando ver aproximadamente un centímetro de la camisa. Cada detalle es pensado para armonizar con las proporciones del cliente.
Los pantalones, por ejemplo, se cortan y ajustan no solo para seguir la moda, sino para adaptarse a la postura y forma del cliente. Un ajuste perfecto en la cintura, junto con la caída exacta en los tobillos, permite que el traje mantenga su elegancia y comodidad en cualquier situación.
Por último, pero no menos importante, es la personalización. Las prendas se diseñan para que funcionen en la vida cotidiana del cliente.
En un traje artesanal todo es posible. Puedes sugerir ojales reforzados y cosidos a mano para mayor durabilidad, o un forro más ligero para climas cálidos. Incluso detalles como el tipo de entretela influyen en cómo la chaqueta mantendrá su estructura con el tiempo. Agregar tu nombre bordado en el interior, elegir los colores del forro o incluso combinar diferentes tipos de telas para crear un diseño único.
Esta es una gran oportunidad para expresar tu estilo personal y destacar en cualquier evento.
Conclusión
Elegir el traje perfecto para cualquier ocasión no se trata solo de encontrar la talla adecuada. Se trata de crear una pieza que refleje tu personalidad y se adapte a tu estilo de vida.
Ya sea un traje de boda o un smoking para eventos de gala, un traje a medida no solo es una prenda elegante, sino también una pieza que refleja el compromiso del sastre con la técnica, y la capacidad de entender los diferentes tipos de cuerpos.
En lugar de seguir tendencias efímeras, un traje a medida garantiza una elegancia atemporal que se ajusta a las necesidades individuales de cada persona, logrando un balance perfecto entre estética, comodidad y funcionalidad.