MATIAS SOTILE

El oficio de la sastrería me encontró en medio de la adolescencia, a la edad de 15 años. Época en la cual remplace los lápices por un hilo y una aguja, buscando estabilidad en un oficio que parecía finito, al cual después treinta años sorprendentemente, sigo abrazado en medio de una pasión que no termina..

Todo en este oficio tiene un inicio, nada se gana con estudios, contactos, o teorías adquiridas en academias, el tiempo es el mejor maestro para desempeñarse como sastre. Así empezaron mis maestros y así empecé yo. Como solo un espectador, con la mirada alejada del hilvanado, de las medidas, del armado, todo en ese momento se mostraba como un secreto del cual pocos tenían acceso, mi único contacto era con la prenda ya terminada, donde mi función de cadete limitaba el acceso a la misma, poco tiempo antes de entregársela a su respectivo dueño.

Con el tiempo empecé a escalar en la profesión, llegando al punto de finalizar las prendas, es decir, darle los últimos retoques. En ese momento lo que era un trabajo, se convirtió en un estilo de vida, y para poder avanzar necesitaría de un maestro artesano que me pudiera dar las puntadas necesarias para dominar el oficio, así que viaje a Buenos Aires, donde conocí a Nicolás di Candia, un italiano inmigrante como yo, con ganas de salir adelante en un país que abría nuevas oportunidades.

Tome la decisión de formarme con él en su pequeño atelier, empecé nuevamente desde cero aunque ya tenía una experiencia previa, pero el deseo de evolucionar era más grande que la función que desempeñaba en ese momento. Así me fui relacionando con los clientes, con sus cuerpos, con los diferentes talles y corporeidades, y fui entendiendo que el tejido como las relaciones humanas tienen cosas en común. Ya que se les habla, se les siente, a veces tienen buenos momentos y otros no, pero cuando logras conocerlos puedes sacar lo mejor siempre.

Paradójicamente, el tiempo compartido con mi mentor tenía la medida exacta. Y aunque no fue mucho, se nos convertimos en una familia durante el tiempo que convivimos juntos. Así que tome todas las herramientas adquiridas durante todo ese tiempo, y empecé a buscar mis clientes particulares, iniciando así la idea de formar una marca con prestigio, calidad, y con un servicio hecho para los que buscan lo mejor.

Forme entonces MATIASOTILE. Una marca que trae al presente toda la tradición sartorial, con una mirada moderna, menos tradicionalista, pensada para los creyentes de lo artesanal, lo hecho a mano, que apuestan por lo humano, saliéndose de la reproducción en serie. Exclusivamente para todo aquel que sin importar la edad, sienta que sus medidas, gustos, personalidad, deberían ser reflejados en un producto de calidad excepcional con detalles personalizados buscando sobre todo, marcar la diferencia.

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